NOVEDAD TEMPRANO
He estado buceando en el alma
y obtengo una imagen con cuerpo:
tierna, muy inteligente,
sensible y plena de palabras.
Paseo mi sentir por su patio,
es cálido y húmedo.
Allí nacen los versos del mar,
de esos que su ser esplende.
Sólo dejaré volar y enredar luceros
en su piel de mares y manglares.
Quizás se esté secando sin mirarse,
pero aún su ser viaja por otros
sentires.
Si se viera con mis ojos que leen
tendría un contraste,
y al anochecer y mirarse al espejo,
podría ver su otro yo
que aún amaba y suspiraba.
Inhalo mi aire y... en el de hoy
está y vibra sin saberlo:
No es una oferta que haga muchas
veces.
Su cadera viaja hasta el hipotálamo
de quien la sienta con perfumes que
atrapan,
de esos que exuda sin contención.
Cierra los ojos e imagina
una gota transparente
en su momento de aparecer
en la punta de una turgencia,
y la alegría se acerca a la gota.
Extiende la lengua, antes da un
rodeo
que hace gemir esos labios rojos
que dibujan
ese borde imperfecto y sensitivo.
Son ternura mirando hacia arriba,
libando de la lujuria
con que unos ojos disfrutan.
Cada paso de esos labios
dejan huellas brillantes
que construyen un camino al
cadalso.
Entro en la boca de la humanidad
mientras las manos sopesan y
recuerdan
cantos que se olvidaban.
Va la otra mano bajando por el
vientre
hacia la vertiente de unos muslos.
Allí hay un horno gravitatorio de
dicha
con la luz en ese botón que canta.
Mientras saborea...
tomo los cabellos y guío el embate.
Quiero sentir todo ese calor
que es deseo que se crece y llena
las horas impensadas donde la
cordura...
hace rato que se fue.
Francisco Pinzón Bedoya
2005
